
Aquel de rostro frío, oscuro, tenebroso, siempre señalado y brutalmente marginado, desprendía calor en el pasado.
Ese ser marchito y solitario no está muerto, lo matan día a día.
Ya nadie se pregunta si tiene corazón, siente y, sobre todo, padece. No...es más fácil pensar que ese monstruo no merece respeto y por lo tanto es un desecho humano, un parásito de la sociedad...
Y así vive él en completa soledad, sufriendo en silencio un secreto a voces que nadie escucha.
¡Qué enigmático es este Nemo! No se parece mucho al de la nave!
ResponderEliminarPero tú lo ves y sabes que está ahí. Alguna esperanza queda, por tanto.