miércoles, 4 de marzo de 2009

Nacemos para morir. Vivimos muriendo.


¿Nunca se te ha caído el alma a los pies y has pensado como es posible que no se pare el mundo en ese preciso momento?

Es curioso ver que cuando para tí todo se ha acabado el río sigue su curso con toda normalidad. Como se suele decir "así es la vida" pero yo no me conformo...


Resulta egoísta de mi parte pensarlo, pero tengo envidia de que cuando yo me vaya todo siga igual. La Tierra siga girando. El Sol salga cada mañana.


¿Acaso mi existencia no haya servido para nada?. Me gustaría poder cambiar el curso del río...pero no puedo.


Entonces la pregunta es: ¿para qué vivimos?

5 comentarios:

  1. Imagina que un día publicas un libro y que tus palabras desvían el curso de otro río, otra persona. Ya habrá merecido la pena. Y es que, ¿qué mejor forma de perpetuar tus vivencias, experiencias y sentimientos que a través de palabras?

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  2. Raquel: es verdad lo que dices. Gracias y besos.

    Para Lola: he ganado un concurso inesperado en el placer de leer ¡empezamos bien!=)

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  3. Felicidades por el concurso. Tenemos que hablar sobre el resto de convocatorias: el microrrelato, el poema, la fotografía, etc.
    ¿No sería más interesante que cambiar el curso del río, observar lo que podemos aprender de él?: es el mismo, pero distinto en cada momento, como tú.
    Raquel, fíjate que el gran poeta latino Virgilio exigió a sus amigos, en su lecho de muerte, que le hicieran la promesa de destruir la inigualable Eneida por la que es recordado "in aeternum". Gracias al incumplimiento de esa promesa podemos gozar de sus versos. Es extraña la manera en la que la fama póstuma elige la pervivencia.

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  4. Entonces Lola ¿nos repartimos los concursos?Me pido el de microrelato :)

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  5. Vale, pero ¿no sería mejor colaborar? Permiten hasta tres autores por trabajo.

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