Era un miércoles por la tarde, mi madre me contó que cuando tenía un par de años más que en la foto ya lo tenía claro. Mis padres me leían cuentos a diario, supongo que esa tradición de leer cuentos antes de dormirse ha estado siempre muy arraigada en mi familia. En el limbo entre la vigilia y el sueño yo le decía: Mamá, de mayor quiero ser escritora de cuentos. Con la de veces que me ha contado que odiaba las albóndigas y nunca le había dado por decirle que de pequeña quería ser “escritora de cuentos”.
Cuando mi madre me contó esto, me embargó una ternura infinita por aquella niña que sin saber leer iba semanalmente a la biblioteca a sacar libros y luego forzaba la vista y apretaba el cerebro para tratar de descifrar las letras.
Y de leer a escribir hay un paso del tamaño que tú fijes.
Escribo para rellenar vacíos (existenciales o materiales). Escribo para que me conozcas, escribo para conocerte, escribo para conocerme. Escribo porque no valgo para otra cosa. Ni siquiera valgo para escribir. Por eso escribo. Escribo porque “el mundo está enfermo, le duele el Asia” y ellos no lo saben. Escribo para desnudar mi mente (menudo striptease…) Escribo para crear ficciones o realidades. Escribo para ser tu heroína (y darle doble sentido a las palabras) y escribo porque soy idiota. Pero todos los héroes tienen algo de idiota y todos los idiotas tienen algo de héroe. Escribo por inercia. Escribo para jugar a ser Dios. Escribo para detener el mundo en una imagen y hacer de una imagen un mundo. Escribo porque soy suicida. Escribo por amor al arte.
Todo esto está influido por el fin de semana pasado que disfruté con otros treinta y pico compañeros del II Foro de Escritores Noveles (gracias Pacto Andaluz Por El Libro). Me he dado de que me sobran los motivos para estar unida al mundo de la literatura. Ahora sé que aquella niña tenía razón y que lo que verdaderamente quiero ser es escritora.
http://www.youtube.com/watch?v=oX1LM9HIk_s
Esa nostalgia que expresas aquí me encanta, la verdad es que es sorprendente la forma en que pueden cautivar las palabras tanto al escritor como al lector; es curioso saber a la edad tan temprana a la que uno se aferra a los sueños, al igual que tu desarrollaste ese interés por la literatura a esa edad, yo sin saberlo lo hize por la historia y los hechos ocurridos en el pasado a través del cine a la edad de 8 años y ahora mi sueño es ser investigador historiográfico.
ResponderEliminarLa verdad es que tienes razón en todo lo que has dicho, porque la literatura es como un medio en el que todo es posible y pienso que es de las pocas cosas buenas que ha creado el ser humano.
No, no quieras ser escritora.
ResponderEliminarDeseamos cosas que no tenemos AÚN... y tú no puedes desear ser escritora porque ya lo eres.. Es como si esa niña desease ser grande, esa niña ya es GRANDE, y no grande como los jugadores de baloncesto ni como los que baten records... grande porque siempre tiene palabras perfectas acordes al momento, grande porque cuando la ves piensas: vaya, ojalá fuese como ella :) Por eso no puedes desear ser escritora, por eso no puedes desear ser grande... Por eso, realmente, no te dejo que desees casi nada. ¿Por qué? porque lo tienes casi todo, rozas la perfección y eso me/nos encanta. Pero ¿sabes? tus palabras también la rozan y eso te hace seguir adelante, puedo dejar que desees eso... Desea seguir adelante. Y yo, mientras, desearé seguir contigo. También, si algún día no te salen las palabras: llámame, que te cuento un cuento, que empezará con "érase una vez" y acabará diferente, porque será una historia que yo inventé y ambas vivimos...
:)