Gracias.
De nada.
Esperaba que te acordases de mí o mi perfume, las huellas de mis pies en tu espalda, mis palabras hundidas en tus huesos. Después de este tiempo la vida ha cambiado, pero yo no, sigo siendo madura, caprichosa e inconformista. Aún recuerdo tu número de teléfono, perdona, se me olvidó tirar el papel donde lo apuntaste...lo guardo arrugadísimo en un pantalón pasado de moda. Lo confieso y no te mentiré; te recuerdo. Recuerdo tu perfume, las huellas de tus pies en mi espalda, tus palabras hundidas en mis huesos...Después de todo, nunca te daré las gracias, porque jamás querría escuchar de tu boca un simple y vulgar; "de nada".
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
